En una dura nota de prensa el sindicato CC OO de Jaén señala que el escenario que tenemos y que se nos presenta en materia preventiva en la provincia podría adjetivarse, como desolador. Cada dos días ha muerto una persona en su puesto de trabajo durante la última semana, siendo muy frustrante observar, que en el 99% de los informes sobre accidentes laborales, estas muertes se podían haber evitado si se hubieran cumplido cinco o seis elementos preventivos. Esta trágica semana es la peor de la última década y la achacamos a la telaraña de precariedad, temporalidad, abuso galopante de la subcontratación y jornadas de trabajo excesivas en la que estamos inmersos los trabajadores y trabajadoras jiennense.
Realiza un balance de las siniestralidad laboral en esta última semana, «Ayer martes mientras dábamos desarrollo a la agenda del martes, muy marcada aún por el fallecimiento de un joven de 25 años mientras trabajaba en el campo el domingo pasado, solo unos días después de que otro joven muriera en una obra con solo 22 años y que un trabajador, al día siguiente, se accidentara de gravedad al caerse de un poste telefónico, nos ha dejado en un silencio de abatimiento la noticia del fallecimiento de otro trabajador del campo con 62 años al volcar el tractor en el que trabajaba».
«Mientras el mundo parece seguir girando ajeno a la tragedia, computábamos que en siete días, tres compañeros no volverían a fichar, ni a saludar a sus familias al regreso del tajo, ni a despedirse en el momento de partir para ganar un nuevo jornal. Tres compañeros que se han marchado para siempre y no querían irse, dejándose vidas en el mismo lugar donde creían estar ganándosela. Tres proyectos de vida truncados por la tragedia que deja a tres familias desoladas para siempre y un compañero más que consiguió salvar la vida mientras miraba desde un poste a la muerte de frente. Todo eso en solo una semana».
Continúa diciendo, «tres compañeros muertos en el trabajo y tres días de convocatorias de concentraciones para visibilizar la tragedia, para denunciar los hechos, para señalar las causas y para proponer soluciones. Tres días en las que ante los micrófonos de los medios decíamos, muerto a muerto, que volvería a ocurrir porque no se hacía nada por evitarlo. Pero la tragedia tiene muchos nombres. La tragedia se llama Reforma Laboral, la tragedia se llama precariedad, la tragedia también reza como temporalidad, la tragedia también se le conoce por el trabajo a destajo, la tragedia también es llamada por subcontratas despiadadas, la tragedia tiene el apodo de falta de inspectores y subinspectores y la tragedia tiene junto a todos esos nombre el apellido del incumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales que tiene en los empresarios el máximo responsable de que la tragedia no tenga nombre alguno y, en cambio, atesoran decenas».
Ya no. Ya no es el momento de eslóganes, ya no es el momento de decir que “la vida es el bien más preciado”, ya no es el momento de decir “No más muertes en el trabajo”, ya no es el momento de diagnósticos ni de frases ocurrentes ni recurrentes. No, ya no es el momento de tener los papeles en regla. Nada de eso tiene en el de ahora su momento. Ahora es el momento de que todos los actores con responsabilidad, aunque desigual en materia de prevención, se reúnan y con inmediatez extrema deroguen aquellos aspectos que dan nombre a la tragedia, es el momento de que no haya empresa que sea inspeccionada y que la validez de los papeles resulten mojados si lo que ponen no está integrado en el tajo, es el momento de una repulsa social contra esta realidad del mismo modo que si en una semana hubiesen sido tres lo muertos por terrorismo, por accidente de trabajo o por violencia de cualquier tipo.
Es el momento de decir que a la clase trabajadora de la que decían que éramos el principal activo de las empresas, nos han empobrecido nuestros hogares, nos han colmado de miedo ante la posibilidad de perder el miserable empleo que teníamos, nos han hecho elegir entre la esclavitud y el hambre mayúscula y ahora también nos quieren quitar vidas que rápidamente son sustituibles por otras que también elegirán lo malo antes que lo peor situándose en el límite de lo irreversible.
Denuncia la falta de muchos en estas concentraciones, «de entre la ciudadanía que nos ha acompañado en las concentraciones tras la muerte de nuestros compañeros, echamos en falta a los patrones. Será por la falta de sensibilidad de esa lucha de clases que creen haber ganado sin que la batalla se haya terminado de librar. Será el reconocimiento implícito de gran parte de la responsabilidad. Serán las dos cosas y algunas más», finaliza.