La Consejería de Salud y Familias diseña un prototipo de respirador para reforzar la asistencia sanitaria por COVID-19

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El nuevo dispositivo, que se podría fabricar en un tiempo estimado de dos horas, ya ha arrojado resultados satisfactorios tras más de 24 horas en funcionamiento.

La Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, en colaboración con la Universidad de Málaga, ha diseñado el prototipo de un nuevo respirador para reforzar la asistencia médica como consecuencia de la enfermedad COVID-19.

Se trata de un dispositivo creado por un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales sanitarios de los hospitales universitarios Regional de Málaga y Virgen de la Victoria; científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA); y profesores de ingeniería de la Universidad de Málaga. Su desarrollo responde a la necesidad de proporcionar más respiradores a las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales que pueden verse sobrecargadas para atender a pacientes con patología respiratoria causada por el nuevo coronavirus.

En este sentido, los profesionales han ideado un respirador basado en piezas industriales comunes, evitando específicamente las que están relacionadas con los respiradores para eludir un posible desabastecimiento de este tipo de materiales, teniendo en cuenta las circunstancias actuales a nivel mundial.

El dispositivo, que se podría fabricar en un tiempo estimado de dos horas, ya ha sido probado con éxito en modelo animal, con resultados satisfactorios tras más de 24 horas en funcionamiento. Según han explicado los expertos, este tipo de respirador consigue suministrar oxígeno al paciente mediante conducción (y no oxígeno de ambiente) como en otras iniciativas que se han llevado a cabo en los últimos días, “ofreciendo así una alternativa real a los actuales respiradores homologados que se encuentran en las unidades de cuidados intensivos para pacientes graves con la sintomatología de la enfermedad COVID-19”, aseguran.

Aclaran también, que el modelo planteado de fabricación de los respiradores tiene el objeto de ser usados en caso de extrema necesidad, actuando como respaldo a los existentes y que estuvieran en uso con otro paciente.

Equipo multidisciplinar de profesionales

Este prototipo ha sido ideado por un equipo de profesionales de diferentes ámbitos movidos por el afán de mejorar la situación actual de los pacientes y colaborar con los profesionales sanitarios que velan por la salud de la población. Así, en este equipo participan Ignacio Díaz de Tuesta, cirujano cardiovascular; y Miguel Ángel Prieto, intensivista y coordinador clínico, ambos del Hospital Universitario Regional de Málaga; y José Luis Guerrero Orriach, anestesista e intensivista del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Este equipo médico ha contado con el asesoramiento de Gonzalo Varela Simó, cirujano torácico y asesor científico del Hospital Universitario de Salamanca.

También participan en el desarrollo de este prototipo científicos del IBIMA, con su director a la cabeza, Francisco J. Tinahones, así como Isabel Guerrero, responsable de la Unidad de Innovación de este instituto de investigación malagueño y su gerente, José Miguel Guzmán.

Para poder trasladar el diseño original de la idea a la ingeniería aplicada a la salud, teniendo en cuenta los parámetros indicados por los profesionales sanitarios, han participado Víctor Muñoz, y Carlos Pérez del Pulgar, profesores de Ingeniería de la Universidad de Málaga, responsable de la programación del automatismo. Asimismo, ha participado la profesora de la UMA Mª Victoria de la Torre y el veterinario de esta institución Ricardo González-Carrascosa, así como un buen número de empresas que de manera solidaria han contribuido a aportar material para poder producir este prototipo.

Con el fin de garantizar que los respiradores cuentan con todas las medidas de seguridad y eficacia, las unidades que se vayan produciendo –para lo cual ya se ha iniciado un primer contacto con empresas interesadas en participar en el proyecto-, serán validadas por un laboratorio externo que velará por el cumplimiento en materia de seguridad y controlará, además de la producción en sí misma, que dispongan de los correctos mecanismos de alarma en caso de apagón u otra incidencia.