Un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Jaén trabaja en el desarrollo del proyecto ‘ESPERANZADOS: EStudio PrEvención indicada en jóvenes paRA avaNZAr en la salud y bienestar emocional de los confirmaDOS por CoVid19’, que encabeza Luis Joaquín García López, catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UJA. Dicho proyecto está enfocado a implantar estrategias para reducir la ansiedad, la depresión o el malestar emocional que puedan ser provocados por el confinamiento y el temor a la enfermedad. Así, el objetivo es ayudar a jóvenes de entre 12 y 18 años y sus familias a afrontar de forma óptima esta insólita situación derivada de la pandemia provocada por el coronavirus. Y es que, según destaca el investigador, «no hay salud sin salud mental y no hay futuro sin jóvenes emocionalmente sanos».
Esta iniciativa fue presentada por la UJA a la convocatoria de proyectos de investigación realizada por el Instituto Carlos III de Madrid en relación a la COVID-19. De forma paralela, el equipo de trabajo ha generado una encuesta ‘online’ pionera a nivel mundial que no sólo recoge información de los padres o responsables legales, sino que, por primera vez, «da voz a cómo se sienten los jóvenes, siendo ellos mismos quienes lo dicen, y también se da a conocer, a quien lo desee, la valoración de sus resultados», según explica el profesor Luis Joaquín García López.
«La idea de ‘ESPERANZADOS’ es ofrecer tratamiento a jóvenes con problemas emocionales por haber estado confinados u hospitalizados por la COVID-19. El objetivo es llegar a esos jóvenes que sufren situaciones muy complicadas e intentar visibilizar sus problemas y, si detectamos a personas que están en riesgo, poder buscar estrategias para ayudarlas”, matiza el catedrático de la UJA.
En este sentido, esta línea de investigación está en sinergia con un proyecto que ya está en activo, denominado DAREMOS, que está financiado por FEDER-Andalucía y del que forman parte, además del propio García López, los investigadores del Departamento de Psicología de la UJA, Lourdes Espinosa Fernández y José Antonio Muela Martínez, así como María Belén Díez Bedmar, del Departamento de Filología Inglesa, y Arturo Montejo, del Departamento de Informática y miembro de la spin-off de la UJA YottaCode. Además, la encuesta anteriormente mencionada se encuentra bajo el paraguas de la red PROEMA (Red de Excelencia para la Promoción de la Salud y Bienestar Emocional de los Adolescentes), financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y se puede encontrar más información sobre la misma en el enlace: http://redproem.es/encuesta-
Dicho cuestionario se lanzó hace ya dos semanas, está siendo difundido a nivel nacional para el ámbito juvenil a través de diferentes entidades e instituciones y todavía sigue activo para su realización de forma completamente gratuita. Hasta la fecha se han cumplimentado alrededor de quinientas encuestas y, una vez finalice el plazo, tocará analizar los resultados pormenorizadamente, que servirán de base para el proyecto ESPERANZADOS. Esta herramienta permite a los padres conocer realmente cómo se encuentran emocionalmente sus propios hijos y les ayuda a saber sus fortalezas y debilidades. Actualmente, ya se están enviando gratuitamente los resultados individualizados a los participantes que lo desean y hasta el fin de la encuesta la semana próxima. El enlace a la encuesta es www.yottacode.com/daremos.
Según el profesor García López, por el momento se están conociendo resultados «sorprendentes y preocupantes» porque hay «muchos jóvenes en situaciones muy vulnerables y los padres pueden no ser conscientes de ello». «Todo ello es debido a varios factores, como la falta de contacto social provocada por el confinamiento, que se traduce en soledad; el hecho de ser hijo de padres sanitarios, algo que también llega a producir estrés; pertenecer a un colectivo vulnerable, o la preocupación que supone que los progenitores se hayan quedado sin trabajo por culpa de la pandemia, ya que eso afecta en casa. Si a todo eso se suma la pérdida de familiares y no haberse podido despedir de ellos, se generan problemas emocionales que pueden acabar en trastornos más graves, de ahí que nuestra misión sea detectarlos y ayudarles tempranamente antes de que los síntomas evolucionen en un problema mayor», detalla.