Transformación Económica impulsa, con la colaboración de los principales agentes económicos y sociales, pone en marcha esta iniciativa que además de mejorar la competitividad y la transformación digital de esta actividad pretende combatir la despoblación de los pueblos.
La Mesa de Trabajo de Impulso al Comercio Rural ha quedado constituida hoy en Andalucía con el fin de fomentar el comercio de proximidad en las zonas rurales, mejorar sus condiciones y su competitividad, así como favorecer el emprendimiento y su transformación digital. La Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades ha impulsado, en colaboración con los principales agentes económicos y sociales, esta iniciativa cuyo ámbito de trabajo se centrará en los municipios menores de 10.000 habitantes y con la que se pretende combatir además la despoblación de los pueblos.
El consejero Rogelio Velasco ha presidido la conformación de este instrumento, que nace en una coyuntura marcada por la pandemia que exige la puesta en marcha de medidas de apoyo al pequeño comercio. En la mesa, además de la Junta, a través de siete consejerías, están representados la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), el Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP). También forman parte la Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía, la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado, Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, asociaciones de consumidores (FACUA y Federación Al-Andalus), así como los sindicatos más representativos de la comunidad (CC.OO y UGT).
A través de esta herramienta, Administración y agentes económicos y sociales trabajarán de forma coordinada para desplegar medidas y propuestas que respalden esta actividad económica en las áreas rurales. En la sesión de constitución, los diferentes miembros de dicha mesa han aportado una serie de propuestas que servirán de base para fijar una programación de actuaciones e iniciativas a desarrollar. Además, se ha aprobado la inclusión del comercio ambulante en el ámbito de actuación de esta herramienta, ya que se trata de una tipología con un peso relevante en Andalucía, generadora de empleo en estos entornos.
Velasco ha puesto de manifiesto que el pequeño comercio “otorga identidad a pueblos y barrios y, además de cumplir con su función de abastecimiento de la población, juega también un importante papel de socialización entre los habitantes y en la diversificación de la economía rural”. Por ello, a su juicio, es necesario poner en marcha este tipo de acciones con las que poder afrontar “aquellas debilidades y amenazas que aquejan a dicha actividad en las zonas rurales”, algunas consecuencias directas de la actual crisis derivada de la COVID-19 y otras ya presentes pero que esta situación extraordinaria ha hecho emerger con más celeridad.
Entre los aspectos que afectan al comercio rural, destacan los daños colaterales asociados a la pandemia como es la pérdida de empleo y de poder adquisitivo; o la modificación de los hábitos de compra, con un cliente más proclive a las facilidades de pago o a las condiciones de compra que ofrecen otros formatos. También el incremento del comercio electrónico y la baja adaptación de los pequeños negocios a las TIC, lo que convierte a las grandes empresas de comercio digital en una vía de fuga de clientes; así como las dificultades para asociarse de manera eficaz y poder así mejorar su capacidad de negociación, dinamizar las ventas e incrementar su visibilidad.
A todo ello se suma un factor de gran relevancia como es la dispersión y envejecimiento de la población, lo que exige la adaptación de los negocios a las necesidades de su público objetivo, personas de edad avanzada que requieren de servicios añadidos como el reparto a domicilio, el acompañamiento a la compra o la adaptación de la oferta a la demanda. En ese sentido, el consejero de Transformación Económica ha destacado que “una de las mejores fórmulas para impedir la despoblación de determinados territorios de Andalucía pasa precisamente por apoyar a su comercio, por identificar oportunidades de desarrollo y atraer emprendimiento, objetivos que pretende articular esta mesa”.
De hecho, para combatir estas debilidades, la Mesa de Trabajo de Impulso al Comercio Rural nace con los objetivos de mejorar y potenciar este formato de comercialización a través de iniciativas que favorezcan la adaptación tecnológica de los comercios, las sinergias con otros sectores o el relevo generacional.
Esta medida se incluye en el VI Plan Integral de Fomento del Comercio Interior de Andalucía 2019-2022, que cuenta con una dotación superior a 49 millones de euros. Aprobado a finales del pasado ejercicio, dicho plan tiene como finalidad la modernización de las pequeñas y medianas empresas, el fomento del asociacionismo comercial, el impulso de la innovación, la promoción de la competitividad y el emprendimiento y la mejora de la cualificación profesional.
Otras actuaciones de apoyo
Además de con este tipo de iniciativas, la Consejería de Transformación Económica apoya en este ejercicio 2020 la modernización y transformación del pequeño comercio con ayudas públicas por valor de 17 millones de euros. El grueso de esos incentivos se corresponde con los once millones en subvenciones destinadas a pymes comerciales y artesanas para potenciar la expansión del negocio, la transformación digital de su actividad, el relevo generacional, así como su reactivación tras la pandemia. A esa línea se suman la convocatoria de 2,5 millones para fomentar el asociacionismo comercial y artesano y el programa destinado a ahondar en la transformación digital con un presupuesto de 3,6 millones de euros.
Igualmente, se está trabajando en una orden de ayudas destinada a los ayuntamientos para promover la modernización del comercio minorista por tres millones de euros, prevista para el próximo año. Junto a estas herramientas se han puesto en marcha otras acciones como la aplicación digital ‘Andalucía, Comercio y Artesanía (ACÁ)’, una plataforma que conectará mediante geolocalización la oferta comercial del barrio con las necesidades de los usuarios; y el lanzamiento de una campaña publicitaria y de sensibilización o del distintivo Andalucía Segura, un sello gratuito y voluntario al que pueden acogerse las empresas que garanticen el cumplimiento de las medidas frente a la COVID.