Celebrada una jornada virtual organizada por el Instituto de la Juventud, del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, junto con la Red PROEMA, que lidera la Universidad de Jaén, expone experiencias y herramientas para gestionar emocionalmente el impacto de la pandemia de la COVID-19 en los adolescentes.
“Problemas emocionales, la nueva pandemia que viene”. Esa es una de las principales conclusiones de la jornada virtual ‘Juventud, bienestar y salud emocional en la era del coronavirus’, organizada por el Instituto de la Juventud (INJUVE) del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2020 y la Red para la PROmoción de la salud mental y el bienestar EMocional en los Adolescentes (Red PROEMA), que lidera la Universidad de Jaén (UJA).
En la inauguración de dicha jornada, el catedrático de la Universidad de Jaén y principal responsable de la Red PROEMA, Luis Joaquín García, hizo hincapié en “la necesidad urgente de invertir en salud mental ante el riesgo de un incremento masivo de problemas emocionales en los jóvenes durante los próximos meses debido al impacto de la pandemia”. “Es crucial ayudar a jóvenes en riesgo de (o con) problemas emocionales para ayudarles a gestionar sus emociones y prevenir conductas de riesgo. Ellos no son sólo nuestro futuro, son también nuestro presente. Por ello, la Universidad de Jaén lidera dos iniciativas, DAREMOS y PROCARE, que ofrecen un test de detección emocional rápido, una PCR emocional y una vacuna emocional para dotar de resiliencia y fortaleza emocional a los jóvenes”, manifestó.
Por su parte, María Teresa Pérez, directora del INJUVE, defendió el papel de la mayoría de los jóvenes durante la pandemia y la «marginación» que sufren últimamente en campañas publicitarias y mensajes públicos. «La estigmatización de los jóvenes en el coronavirus es un caldo de cultivo muy peligroso», comentó.
Mientras tanto, Amparo Botejara, portavoz de Sanidad del Grupo Unidas Podemos y promotora del Proyecto de Ley de Salud Mental, destacó que “no podemos olvidar que el futuro son los jóvenes y tenemos que abordarlo con nuestro apoyo a su salud mental en esta etapa de incertidumbre”. Tras su intervención, Andrés Suárez, consejero técnico de la Subdirección General de Calidad e Innovación de la Dirección General de Salud Pública, Calidad e Innovación, incidió en la “importancia de fortalecer el sistema de salud mental al mismo nivel que todo el sistema sanitario debido al reto que está suponiendo la pandemia para toda la estructura de salud pública”.
A continuación, Mireia Orgilés, profesora de la Universidad Miguel Hernández, presentó el monográfico ‘Impacto psicológico de la Covid-19 en niños y adolescentes’, que muestra como principales efectos detectados en la población infanto-juvenil el miedo a contagiarse a sí mismos, a contagiar a su familia y a la soledad. A su vez, Lourdes Espinosa, profesora de Psicología de la UJA y miembro de la Red PROEMA, expuso el monográfico ‘Promoción de la salud y bienestar emocional en los adolescentes: Panorama actual, recursos y propuestas’, que recoge, entre otros puntos, la necesidad de alfabetizar en salud mental y fomentar la prevención en este ámbito.
Después se desarrollaron un total de tres mesas redondas. En la primera de ellas, la catedrática de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili y miembro de la Red PROEMA, Josefa Canals, reflexionó sobre la estigmatización sufrida por los jóvenes durante la pandemia. Mientras, el profesor de la Universidad Miguel Hernández y miembro de la Red PROEMA, José Antonio Piqueras especificó que “un alto porcentaje de jóvenes son buenos ciudadanos, son un factor de riesgo pero también cuentan con fortalezas que hay que potenciar». Por último, Enrique Vargas, presidente de la Asociación Española de Ayuda Mutua contra Fobia Social y Trastornos de Ansiedad (AMTAES), repasó los principales impactos del confinamiento en personas con trastornos de ansiedad como el refuerzo del aislamiento social o el miedo a contagiar.
En la segunda de las mesas redondas, la presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación en España (COPOE), Ana Cobos, abogó por la necesidad de mayor coordinación entre centros escolares y salud mental para la derivación de alumnado que presenta dificultades emocionales. Seguidamente, José Antonio Muela, profesor de la UJA y miembro de la Red PROEMA, puso de manifiesto que “los jóvenes son la población más vulnerable a nivel emocional y que la etapa de la desescalada tuvo incluso un mayor impacto emocional que el confinamiento en sí”. Por último, el catedrático y responsable de la Red PROEMA, Luis Joaquín García, volvió a aludir a que “llegamos tarde a la pandemia de salud, como sociedad no podemos permitirnos llegar de nuevo tarde a una pandemia de salud mental. Es necesario dotar a la población de estrategias de resiliencia o fortaleza emocional. Una España resiliente necesita ciudadanos resilientes. Una sociedad no tiene futuro sin adolescentes mentalmente sanos”.
En cuanto a la tercera mesa redonda, contó con la voz de Sergio Silvero, responsable del Grupo Joven de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), que indicó que “la vulnerabilidad del colectivo LGTBI se triplicó durante el confinamiento por una doble estigmatización como consecuencia del estrés por minoría y abogó por la necesidad de entornos seguros para el colectivo. Esta mesa prosiguió con el testimonio de una joven y su madre, para narrar en primera persona cómo se afronta un trastorno de ansiedad social y los pasos a seguir para hacerle frente. En voz de la joven, el primer paso es pedir ayuda y que los orientadores y profesionales de la salud sean sensibles a los problemas emocionales. Para ello, durante la mesa redonda se apostó por la necesidad de formación del personal sanitario y educativo en la identificación de problemas emocionales por parte de psicólogos sanitarios y otros profesionales de salud mental, así como por el incremento de plazas de Psicología en el sistema nacional de salud.
Por último, Pilar Aparicio, Directora General de Salud Pública, clausuró la jornada resaltando «el esfuerzo positivo de la gran mayoría de la población joven durante la pandemia y su respuesta responsable». Así mismo, animó a INJUVE y a la Red PROEMA a continuar con “la labor de promoción de la salud y el bienestar emocional en la juventud trabajar hacia un futuro mejor”.