La Catedral de Baeza ha acogido la Eucaristía de clausura del Año Jubilar Avilista en la solemnidad de Cristo Rey.
Alrededor de medio centenar de sacerdotes se han reunido en torno al Apóstol de Andalucía para dar las gracias por los frutos de este Año Santo concedido por la Santa Sede y encomendarse bajo la protección del patrón del clero español.
El Nuncio de Su Santidad ha presidido la Misa que ha puesto el puesto el punto final a 18 meses en los que se ha querido poner en perspectiva la labor evangelizadora y formadora de San Juan de Ávila, cuyo magisterio sigue de actual vigencia para el clero de hoy.
Las lecturas han estado participadas por miembros de la Junta Administrativa de la Catedral baezana. El Evangelio de este último domingo del tiempo ordinario lo ha proclamado el Vicario General y Deán de las Catedrales de Jaén y Baeza, D. Francisco Juan Martínez Rojas.
Homilía
Monseñor Bernardito Auza durante su homilía ha querido resaltar la figura de San Juan de Ávila toda vez que ha hecho mención a la solemnidad de Jesucristo como Rey del Universo que hoy se celebra. Sus primeras palabras han sido de agradecimiento al Obispo Don Amadeo por la invitación a la clausura de este Año Santo.
“El reinado de nuestro Señor Jesucristo pasa por nuestros corazones. Y la vida y mensaje de San Juan de Ávila nos ofrece una pauta que concreta la forma de corresponder en nuestra vida a la forma con la que Cristo reina”, ha afirmado el Nuncio. Para continuar diciendo, “el Evangelio de hoy viene a presentarnos como cada uno de nosotros nos encontramos en la vida con dos formas de mirarlas, dos maneras que son irreconciliables. En este Evangelio el Señor nos revela en sus palabras que hay un proyecto desde la creación del mundo. Se nos ofrece un plan desde que Dios dio existencia y vida al mundo. Pero cada uno de nosotros está invitado a descubrirlo, a unirnos a él, a colaborar con él”. En este sentido, el Nuncio Apostólico ha asegurado que “el Evangelio habla de dos modelos de entender y vivir la vida, dos perspectivas que se encuentran ante el juicio de Dios. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de abrirse a la fe y practicar el mensaje de salvación desde el corazón o cerrarse a él”.
Del mismo modo, las palabras del Nuncio han querido reflejar la santidad presbiteral de San Juan de Ávila, del que ha dicho que “enseñó el camino de una interioridad que lleve a la identidad cristiana y con ella a cuantos modos desarrolla un cristiano en la vida social, a la coherencia de la fe vivida y con una conducta exterior lejana a toda superficialidad”. Asimismo, ha subrayado que el talante de San Juan de Ávila era así, que “amaba con pasión, se desvivía por Cristo y trató que el mundo supiera que el mundo es obra del amor de Dios”.
Para finalizar su predicación ha animado a los fieles “de que el mayor servicio a la Iglesia al mundo es poner a éste en relación de vida con Dios”, para lo que ha apelado a la intercesión de María para que “siguiendo el magisterio de San Juan de Ávila a vivir una permanente renovación de vida cristiana y sacerdotal desde la verdad de lo que somos, viviendo y asimilando las actitudes de Cristo Rey del Universo”.
Obispo Don Amadeo
Antes de la bendición apostólica, el Obispo de Jaén ha tomado la palabra como acción de gracias del Año Jubilar Avilista.
“Cuando estamos a punto de concluir el año jubilar y echamos la vista hacia atrás, el día de su inauguración no podíamos sospechar lo que iba a suceder. Y no me refiero solo a la pandemia y sus fatídicas consecuencias. No podíamos sospechar todo lo que ha pasado que ha sido muy bueno muy grande y muy de Dios”.
El Prelado del Santo Reino ha querido recordar que el fin último de este año era poner de relieve la figura y el magisterio de San Juan de Ávila a la vez que a través de él llegáramos a un encuentro con Cristo.
“San Juan de Ávila, ha expresado Don Amadeo, se ha convertido en modelo para todo cristiano pero sobre todo para esta tierra, ya que es Apóstol de Andalucía, pero sobre todo es modelo de sacerdotes según modelo de corazón de Cristo. San Juan de Ávila ha sido Maestro de vida sacerdotal. Por eso a lo largo de este año santo han pasado muchos cientos de personas, también muchos lo han vivido desde sus casas, debido a la enfermedad, pero todos han tenido al Maestro Ávila como fuente de gracia. Porque cuando uno se pone ante la vida de los santos tiene que buscar el modelo de santidad que reflejan. Los fieles que han pasado por aquí lo han hecho porque confían en el Señor y confían en la Iglesia que nos regala estás oportunidades de encuentro con el Señor”.
Por último, el Obispo ha recordado que la “Iglesia diocesana ha aprovechado un proceso de conversión pastoral para descubrir que somos discípulos misioneros con gestos de misión importantes”.
Después dirigiéndose al Nuncio ha expresado, “Agradecemos al Papa Francisco que nos esté marcando este rumbo renovado en la Iglesia y en especial por esa mirada a los más frágiles, a los más pobres. Y gracias al Nuncio por su asistencia a este acontecimiento. Se lo agradecemos prometiéndole que rezaremos por usted para que lleve a buen puerto esa renovación pastoral y la tarea que tiene designada y que sea un santo como San Juan de Ávila quien inspire a la Iglesia de España para su renovación”.
La celebración eucarística ha concluido en la capilla de San Juan de Ávila entonando el himno del Apóstol de Andalucía y cerrando de esta forma sencilla este Año Jubilar.