Cómo ha afectado la situación arancelaria al consumo interno en Estados Unidos, quiénes son los principales perjudicados o qué política arancelaria sería la adecuada para el sector del aceite de oliva español, son sólo algunas cuestiones sobre las que se ha debatido esta tarde en el coloquio “La situación arancelaria en España. Los contingentes de Túnez y los mercados exteriores”, en el que han participado casi 300 profesionales de 19 países, tales como Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, Italia, Túnez, Grecia o España.
Este evento se enmarca dentro del calendario de acciones previas a la celebración de Expoliva, XX Feria Internacional de Aceite de Oliva e Industrias Afines, cuya celebración está prevista del 21 al 25 de septiembre de 2021.
En este coloquio Expoliva -moderado por el consultor estratégico internacional, Juan Vilar-, se ha analizado cuáles son las particularidades específicas de la situación arancelaria en España. Para ello han participado dos profesionales de excepción y conocedores del tema en cuestión, como son Jorge Pena, CEO de Innoliva, y Carlos Jiménez, COO del Grupo Acesur.
En la actualidad, España no solo es el mayor productor de aceite de oliva del mundo, sino que además es el exportador con un más elevado peso específico en el planeta, abasteciendo a un total de 198 países de los 5 continentes.
“De estas 198 naciones donde España coloca su aceite, en total son 93 países los que con sus aranceles impiden el libre tráfico de producto entre nuestro país y sus consumidores. Aunque es cierto que el protagonismo en circunstancias arancelarias en los últimos tiempos, lo ha ostentando Estados Unidos, fundamentalmente por ser el tercer mercado internacional de consumo de aceite de oliva”, ha comentado Vilar.
Igualmente y debido al matiz anterior, España ha pasado de ser líder indiscutible en el mercado en cuestión, delante de Italia y Túnez, a en la actualidad, ostentar el tercer lugar, con lo que ello supone en valor añadido, y representatividad para nuestro sector.
Jorge Pena, durante su intervención ha puesto de manifiesto “por un lado, que tenemos que defender nuestro sector y nuestro origen; y por otro lado, que el sector del aceite de oliva tiene un problema porque la promoción del producto se centra en la parte de la oferta y no de la demanda”. Añadió que “el aceite de oliva a nivel mundial representa un 2% del consumo, y si fuésemos capaces de crecer un 3% al año, el consumo aumentaría en torno a 100.000 toneladas al año, y este hecho supondría una demanda mayor y afectaría, por supuesto, a los precios”. Para finalizar su intervención comentó que “el aumento de la demanda conllevaría un incremento del precio y considero que estamos más centrados en controlar la oferta y no incidir en aumentar la demanda. Si consiguiéremos aumentar un 10% el consumo, los aranceles no nos importarían”.
Carlos Jiménez por su parte, ha comenzado diciendo que “si creemos en nuestro producto y tenemos nuestro objetivo claro tenemos que trabajar en crear un marco global que nos favorezca a todos”.
Ha concluido incidiendo en el hecho que “tener un sistema arancelario asimétrico nos perjudica, ya que la Unión Europea limita la libre circulación de aceite procedente de terceros países, limitación entendible por el peso del aceite en Europa pero al fin y al cabo una limitación. La consecuencia para las empresas españolas es clara, no tener acceso en muchos momentos a materia prima que otros competidores si pueden utilizar para competir en los mismos mercados y clientes”.