Más de 200 profesionales de 15 países participan en el Diálogo Expoliva online

505

Se ha celebrado un nuevo Diálogo Expoliva, en el marco de acciones previas a la celebración de la XX Feria Internacional de Aceite de Oliva e Industrias Afines, cuya celebración está prevista del 21 al 25 de septiembre de 2021.

En este Diálogo Expoliva -moderado por el consultor estratégico internacional, Juan Vilar-, se han analizado la olivicultura como catalizador de empleo, recursos, sostenibilidad y oportunidades. Para ello han participado Ana María Romero, presidenta de AEMO y de RECOMED; Rosa Gallardo, directora de ETSIAM, Universidad de Córdoba y  Carmen Cristina de Toro, directora general de Industrias, Innovación y Cadena Agroalimentaria de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía.

Juan Vilar ha realizado una introducción al diálogo y ha incidido en que “la situación de pandemia que se está viviendo en el ámbito internacional, ha hecho que uno de nuestros sectores más pujantes desde el punto de vista económico, el turismo, dejara de tener el auge que manifestaba en los años anteriores”. “Sin embargo –ha añadido- está suponiendo un momento revelador para el sector primario, que ha mantenido el suministro del 98 por ciento de los productos que habitualmente se consumen, salvando las adversidades de una forma magistral”.

Ha comentado que “la olivicultura fija la población, al territorio con especial mención a las zonas rurales, mejora la renta neta de sus habitantes, contribuye a la biodiversidad y del mismo modo, la innovación supone una mejora en la profesionalización dentro del sector”.

Rosa Gallardo, directora de ETSIAM, Universidad de Córdoba, ha comentado que “la situación de los diferentes olivares supone diferentes variables en cuanto al empleo, recursos, sostenibilidad y oportunidades; aunque hay una característica común que tiene el sector que lo convierte en catalizador de oportunidades, ya que la cadena de valor presenta una alta demanda, que sirve de arrastre a múltiples sectores auxiliares”. Por otro lado,  “la importancia económica es evidente, ya que es un sector que no solo constituye una actividad económica sino que tiene un enorme arraigo social, cultural, turístico, medioambiental… con un valor incalculable, que debe ser reconocido y remunerado”. “Son más de 350.000 agricultores en España los que desarrollan esta actividad, 15.000 empleos asociados y más de 50 millones de jornales por campaña, que son un ejemplo claro de la importancia de este sector en España. La industria auxiliar del olivar vertebra y cohesiona a la sociedad donde se realiza esta importante actividad económica, cohesionando su modelo de desarrollo territorial”, ha finalizado.

Por su parte, Cristina de Toro, ha comentado que “dos de cada cinco litros que se consumen en el mundo provienen de Andalucía, siendo el alimento más exportado en 2020 en nuestra Comunidad, con un crecimiento del 68% en los últimos diez años”. Ha añadido que “hemos dado un salto importante en la calidad y en los aspectos saludables de nuestro aceite, lo cual supone una oportunidad por su impacto en la salud claramente demostrado”.  Ha afirmado que “contamos con  Universidades, IFAPA, centros de investigación, y distintos organismos que nos convierten en primera  potencia investigadora en cada uno de los aspectos de la cadena de valor del aceite de oliva”.

“Sectores estratégicos como el aprovechamiento de los subproductos del olivar, suponen también una actividad económica muy importante que inciden de forma directa en la sostenibilidad de nuestro territorio», ha concluido.

Para finalizar, Ana Mª Romero, ha puesto de manifiesto que “potenciar la cultura del olivo como herramienta para valorizar los territorios asociados es uno de los principales objetivos de AEMO”. “La pandemia ha puesto de manifiesto el papel del agricultor, que ha salido reforzado de esta crisis sanitaria y ha permitido que no haya desabastecimiento en ningún momento para la población”. “Sin bien –ha afirmado- es cierto que la olivicultura debe ser rentable si queremos que sea una actividad económica con proyección y futuro que fije la población al entorno rural y consolide la actividad social y económica en nuestros pueblos”.

“Valores saludables, económicos, culturales, ambientales, complementan a la actividad económica propiamente dicha y es que realmente, detrás de cada árbol, hay una cultura milenaria que hay que aprender a trasladar al consumidor para poner en valor, más aún, si cabe, nuestro  aceite de oliva”, ha concluido.