La Policía ha realizado 184 controles en el marco de la campaña especial de vigilancia de consumo de alcohol y drogas al volante, desarrollada entre los pasados días 6 y 12 de diciembre, y con la que el Ayuntamiento intensifica esta labor que, de forma constante, ocupa a los agentes del Cuerpo, y, además, se suma a la campaña nacional que impulsa la Dirección General de Tráfico (DGT).
En el transcurso de estas jornadas, se han contabilizado 7 positivos en los distintos puntos de vigilancia que se han instalado, de forma aleatoria, por la ciudad, por lo que se han elevado las correspondientes propuestas de sanción y, en uno de los casos, ante la infracción se han elevado diligencias judiciales por un supuesto delito contra la Seguridad Vial, por superar el conductor la tasa de 0,6 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Un aumento del número de controles policiales lleva aparejada una reducción en el número de accidentes con víctimas. Según datos del Observatorio Europeo para la Seguridad Vial (ERSO), alrededor del 25% de todas las muertes en carretera en Europa están relacionadas con el alcohol, mientras que, aproximadamente, sólo el 1% del total de kilómetros recorridos son conducidos por personas con 0,5 gramos por litro de alcohol en la sangre o más.
A medida que la concentración de alcohol en la sangre (BAC) aumenta en la persona que maneja el vehículo, la tasa de incidencia de accidentes también se incrementa. En comparación con un conductor sobrio, la tasa de incidencia de accidente de un conductor con una tasa de alcoholemia de 0,8 gramos por litro (siendo este el límite legal en 3 de los 25 estados miembros de la UE, en España es 0,3 gramos por litro), es 2,7 veces mayor que la de un conductor sobrio. Cuando un conductor tiene una tasa de alcoholemia de 1,5 gramos por litro, su tasa de incidencia de accidente se estima que es 22 veces mayor que la de un conductor sobrio. No solo la tasa de incidencia de accidentes aumenta rápidamente con el aumento de la tasa de alcoholemia, el accidente también se vuelve más grave. Con una tasa de alcoholemia de 1,5 gramos por litro, la tasa de incidencia de accidentes de gravedad mortal es aproximadamente 200 veces mayor que cuando se trata de conductores que no han ingerido alcohol.