Celebración de la Asunción de la Virgen en la catedral de Jaén

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Alrededor de 600 personas se han dado cita en la Catedral para celebrar la Asunción de la Madre de Dios los cielos, a quien está dedicado el primer Templo de Jaén. Una celebración, que ha dado comienzo a las 12 del mediodía y que por primera vez ha estado presidida por el Obispo Sebastián Chico Martínez, acompañado por un numeroso grupo de canónigos.
Una decena de niños con centros de flores encabezan la procesión claustral, que con la Virgen de la Antigua y el Santo Rostro, ha recorrido el templo Catedral antes de dar comienzo la solemne Eucaristía y que ha finalizado en el presbiterio donde la Virgen de la Antigua y el Santo Rostro se han colocado en un altar efímero provisto para la celebración. Hasta el mismo se ha dirigido el Prelado jiennense para incensar ambas imágenes.
Miembros de la Cofradía de la Buena Muerte han participado en las lecturas. El canónigo guardián del Santo Rostro, D. José López Chica ha sido el encargado de proclamar el Evangelio de Lucas que narra el encuentro entre María y su prima Isabel y el canto del Magníficat de María.
Homilía
El Obispo de Jaén se ha dirigido a los fieles en esta celebración mariana tan arraigada al fervor popular desde el inicio de la cristiandad que es la creencia de que María no murió sino que concluida su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, y que fue proclamado dogma por Pío XII en 1950.
“Contemplar este misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo es descubrir desde Ella la grandeza y la profunda humanidad de nuestro Dios y de nuestro propio destino. En la Asunción de María se descubren definitivamente los planes de Dios. Podríamos decir que ese es el momento en el que por primera vez una pura creatura llega a la plenitud de su destino”, ha expresado Monseñor Chico Martínez.
A continuación, el Prelado del Santo Reino ha querido recordar el verdadero sentido de la existencia humana, que va mucho más allá de lo puramente terrenal: “La Virgen María, glorificada corporalmente en el cielo, nos dice que no hemos sido creados para este mundo, que nuestra patria verdadera es el Cielo, y es desde esta realidad desde donde debemos contemplar y apreciar la verdadera importancia de los acontecimientos de nuestra vida. La alegría y el dolor, la salud y la enfermedad, la riqueza y la pobreza, valen lo que valen cuando son vistos y vividos desde la perspectiva de la vida eterna. María de Nazaret, asunta al cielo por los ángeles de Dios, nos manifiesta la verdad y el poder de la salvación de Jesucristo. Unida corporalmente al cuerpo de Cristo por su maternidad, la Virgen es la primicia de la resurrección universal: como el cuerpo resucitado de Cristo arrastró hasta la gloria el cuerpo de María, así arrastrará también nuestros cuerpos mortales hasta la gloria de la resurrección”.
Para concluir su predicación se ha pedido la intercesión de María asunta a los cielos para que “ilumine y fortalezca nuestra fe, que nos ayude a creer con firmeza en la vida eterna como centro de nuestra vida, que nos sostenga en el esfuerzo de vivir cada día en continuidad y al estilo de la vida gloriosa del Cielo, con piedad, con libertad espiritual, con fraternidad generosa”.
Al término de la homilía se ha producido uno de los momentos más entrañables de la jornada y que ya se está convirtiendo en una tradición: los niños presentes, algunos con pocos meses de vida, han subido al altar y han sido presentados ante la patrona del Cabildo, la Virgen de la Antigua para recibir la bendición.
Cuando ha concluido la celebración eucarística, he tenido lugar la secular bendición con el Santo Rostro por los balcones de la Catedral, un hecho que se repite tres veces en el año; el Viernes Santo, el 1 de noviembre y en esta solemnidad de María Asunta a los cielos y que es signo identitario de Jaén y su Catedral; el Obispo ha bendecido, con el Rostro de Cristo, desde los cuatro puntos cardinales a los jiennenses congregados en torno a la catedral y a los campos, con una ovación ha concluido la magna celebración del 15 de agosto.